Alfred Hitchcock, había nacido en Londres en 1899 pero se nacionalizó estadounidense.
El mago del suspense no era un cineasta condescendiente con el débil. Disfrutaba mostrando la crueldad del instinto de supervivencia: el villano era más fascinante que el héroe, como en "Strangers on a Train". La madre devoraba psicológicamente al hijo, como en "Psycho". Y la naturaleza imponía sus leyes a capricho, como en "The Birds".
Entre ese sadismo y la sensualidad volcánica emergía siempre elegante el humor con marca de la casa. Sólo una vez Hitchcock renunció al suspense, y fue para firmar una comedia: "Mr.& Mrs. Smith".
También Hitch innovó en la música, gracias sobre todo a Bernard Herrmann, que rompió los moldes de la música sinfónica del cine clásico.
Mantuvo abierto el canal de cine y pintura colaborando con Salvador Dalí para los decorados de "Spellbound" o recurriendo a Edward Hopper para recrear un terror seco por pura taxidermia del motel Bates.
Y hablando de taxidermia, Hitchcock parece el más vivo de los cineastas desaparecidos. Hoy en la cartelera se proyectan homenajes a su cine como "Shutter Island", de Martin Scorsese, o "The Ghost Writer", de Roman Polanski. Porque, conociendo como conocía las claves de la muerte, supo acceder sin trabas a la inmortalidad.
Fuente: El Periódico
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