Posteriormente otros países se fueron sumando a la celebración, y Ana Jarvis pudo ver a más de 40 países de diferentes partes del mundo, unirse a su idea, que no tenía otro fin que rendir homenaje y enaltecer a ese ser que da parte de su ser para dar vidas, y aún su vida por el fruto de sus entrañas.
En México, hace ya algunos años, en 1922, un periodista que laboraba como director del periódico de circulación nacional, el “Excélsior” de la ciudad de México, don Rafael Alducín, acogió con entusiasmo la idea que desde un año antes tuvo un obrero de esa casa editorial, cuyo nombre el tiempo lo ha perdido, de señalar un día del año para rendir merecido homenaje a las madrecitas mexicanas, lanzando una convocatoria el 13 de abril de 1922, y como resultado de la misma se escogió el día 10 del mes de mayo. Siendo instituida en todo el país, por disposiciones del entonces secretario de Educación Pública, el Lic. José Vasconcelos. Diez años después, en 1932, la misma casa editorial, propuso la construcción de un monumento en honor de las madres; proyecto que se consolidó durante el Gobierno del presidente Miguel Alemán. En 1975, esta casa editorial se dedicó a promover a través de festivales infantiles, cartas de hijos a madres y todo aquello que reforzara el carácter inseparable del binomio madre-hijo. Desde entonces, es una tradición de más de 80 años, el festejar en México a la reina del hogar en este día.
Fuente: Periódico Zócalo
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